viernes, 4 de septiembre de 2009

Dos niñas de 9 años

La pequeña luz de neón alumbraba las líneas de nuestras caras.

-Te voy a contar un secreto si tú no se lo dices a nadie- Le susurré a Clara.
-Vale, seré como una tumba.
-Carlos me ha preguntado hoy si quería ser su novia, otra vez.

Pude apreciar gracias a la luz su cara de sorpresa, su boca y sus ojos abiertos cual monstruo hubiera visto. Se llevó las manos rápidamente a la boca.

-Y… ¿qué le has contestado?- Me preguntó ansiosamente.
-Pues, que era muy feo para mí. Que yo necesitaba algún chico más guapo y más listo. Y que ya tenía suficiente con haber salido una vez conmigo.

Por las facciones de su cara comprendí que no estaba de acuerdo con lo que le había dicho.

-Pobrecito, se lo podías haber dicho de otra forma ¿no?
-¿Cómo?
-Pues le podrías haber dicho: Yo no te quiero, pero mi amiga Clara sí.

Me sorprendió mucho.

-¿Tu no ves películas de mayores? ¿No sabes que nunca debes salir con los ex novios de tus amigas?

No contestó.

-¡Pues que sepas que ya no te ajunto!- Me giré y me quedé mirando la tela veis de la tienda de campaña, en la que estábamos, de mi habitación.

Impregnado de Glóbulos Rojos

Cada vez que pienso en eso mi cuerpo tiene una sensación de vacío. ¡Eso es lo que le falta!

Me siento como un vampiro minutos antes de saciar su sed, su apetito con su primera presa. Su naturaleza, diferente a la de los demás, le pide sangre. Me siento como uno de ellos, los que todavía no han manchado sus deslumbrantes colmillos blancos con el líquido impregnado de glóbulos rojos.

Lo probé hace tiempo, pero percibí el estado de un animal carnívoro comiendo hierba, no estaba abarrotado, más bien estaba igual que antes.

Me enloquezco.

Sé que no es mi género que me procede de raíces, pero me enloquece.